Victoria Station

Donde te encuentres... para lo que desees...

jueves, 20 de septiembre de 2007





Miro las nubes desde mi ventana,
se mueven lentamente,
pasan por delante de mí, camino de algún lugar.
¿Dónde irán las nubes?
¿A quién irán a visitar?
¿Descubrirán lugares nuevos a su paso?
¿Sufrirán con lo que ven?
¿Sabrán ellas del hambre, del dolor, del llanto?
¿Sonreirán a la vista de los niños jugando?
¿Notarán el olor de la hierba fresca?
¿Susurrarán tiernas palabras al oído de los amantes?


alc - "Mañanas"

4 comentarios:

  • A las 15:23 , Anonymous Anónimo ha dicho...

    Tendemos a humanizar a los no humanos. A las nubes les importa un carajo lo que nos pase, a las nubes y, a veces, a las personas, incluso. Precioso poema. Pero, qué mal han ido las cosas cuando queremos que todo sea humano (y al decir ésto, me estoy refiriendo a humano como concepto: comprensivo, con corazón, con bondad...). Las nubes se dedican a hacer lo que hacen, incluso, a veces, dejan caer tanta agua que producen desgracias. Lo bueno que tienen es que, al no ser humanas, carecen de sentimiento de culpa.
    Me he liao.
    Es que estoy enfadada.

     
  • A las 13:39 , Blogger Norma Desmond ha dicho...

    Las nubes, a veces, nos dibujan las respuestas a todas nuestras dudas. Y sí, de vez en cuando nos mojan para limpiar el alma.
    Un besito

     
  • A las 18:56 , Anonymous Anónimo ha dicho...

    Pues a mí me ha líado tanto Madamme, que no sabo qué decir...
    Me encantan las imágenes que reproducen las nubes "blancas", pero odio a los nubarrones...Esa dualidad existe tanto en las nubes como en los seres humanos. ¿El lío se ha agrandado? Non pas de quoi.

     
  • A las 14:52 , Blogger Cecil ha dicho...

    Ha habído días en que hubiera dado más de un órgano vital porque una nube blancota y enorme ocultara el sol de justicia que tanto odio. Odio el solapio, no me gusta la playa ni el calor... por eso amo las nubes y los árboles. Porque son enemigos del sol sin saberlo y porque son mis ángeles de la guarda sin saberlo tampoco.

    Y si llueve, llovió. Así tenemos una Asturias tan guapa. Peores son las lluvias de ideas de los gobernantes, que terminarán por cargársela de verdad de la buena.

     

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