Tic... Tac...
Tic, tac... tic, tac...
¿Subes o bajas, guapa? Decideté, que no tengo todo el día...
Ella mira al viejo conductor que le increpa, pero no le ve.
Solo piensa que hará y no sabe la respuesta.
El hombre se pone nervioso y sin más, cierra las puertas del autobús.
Ella se queda en plena calle, pensativa. La gente de la parada la mira como si careciese de identidad alguna, y ella sintiéndose casi desvalida camina aparentando tener un rumbo, tratando de parecer decidida a marchar hacia un lugar concreto.
2 comentarios:
A las 08:54 , Norma ha dicho...
Y venga... ahí te quedas con cara de pasmarota... lo sé por experiencia.
Porque me ha pasado muchas veces, y además porque soy gallega, claro ;-)
Besos
A las 15:14 , Anónimo ha dicho...
La vida es muy puta, a veces... ¡selo tú más! :-)
M
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