Victoria Station

Donde te encuentres... para lo que desees...

martes, 13 de julio de 2010




Ayer una de mis amigas tuvo una mala noticia. Le avisaron de que su cuñado había muerto. Esto dicho así es una pena, pero no suena demasiado raro. El caso es que se le encontraron por la mañana, con su cinturón rodeándole el cuello, colgado. Tenía 41 años y se había quitado la vida.

Supongo que cuando algo así sucede toda una serie de teorías te vienen a la cabeza.
Este chico estaba en el paro, pero trabajaba haciéndo chapucillas que le salían de vez en cuando. Estaba separado y tenía una hija de unos 10 años a la que no veía desde hacía bastante tiempo. Ahora estaba saliéndo con alguien, ya desde algunos meses y por lo visto tenía una vida más o menos ordenada.

Bueno, eso es lo que dejaba enseñar, lo que se veía desde fuera para los que no podían o no querían ahondar más en su vida. Por lo visto tenía problemas más serios que no voy a contar aquí.
Anoche estuvo mi amiga en casa y, mientras le dábamos a un pitillo que ya creíamos olvidado, me contó el panorama que se había encontrado en esa especie de velatorio al que había asistido.
Todo eran caras interrogantes, preguntas sin respuesta del padre, de los hermanos, de la novia.
En qué situación tiene que encontrarse una persona para coger un cinturón, atarlo a una barandilla de la escalera de su casa, y decidir que en ese mismo momento quiere dejar de existir. Qué mecanismo salta en tu cabeza para que no veas otra solución, un camino, una salida a los problemas que te acucian.
Tal vez tuviese amigos que le veían cada día, que se tomaban copas con él, y sin embargo, jamás pensaron que esto podría suceder, al igual que su familia.
Cuando me acosté eran más de las dos y media y tardé en dormirme. En ese momento, bendije a cada uno de los miembros de mi querida, aunque a veces cargante, familia; bendije a mis amigos y a toda la gente que quiero e incluso a la que a veces me rodea y me es indiferente.
Bendije mi sosa vida diaria, mi latoso trabajo, mis deseos incumplidos, mi soledad oculta, mi inquietud por cambiar las cosas que no me gustan...
Bendije cada rincón de mi alma, de mi corazón, e incluso de mi memoria.

3 comentarios:

  • A las 09:48 , Anonymous Norma ha dicho...

    Noticias como esta son capaces de desmoronar todo un planteamiento vital en cuestión de segundos.
    Me da tanta pena que alguien se sienta tan, tan mal que solo encuentre esa salida...
    Un beso, para tí, para tu amiga. Un beso para todos.

     
  • A las 16:52 , Anonymous a corderetas con mi alma ha dicho...

    Un besico muy grande para tu amiga y para ti. Otro para Norma y para los que lean esto.

    Y un abrazo terapéutico.

     
  • A las 08:25 , Blogger Ani ha dicho...

    Muchas gracias chicas. Os quiero.

     

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio