Puente

Este fin de semana ha sido visto y no visto.

He mejorado un poco de mis dolencias, por lo menos puedo tragar sin que me raspe la garganta, el dolor de oído se ha calmado, aunque del estómago sigo un poco chungui. Tengo que tener cuidado con lo que como, así que pescadillita va, pescadillita viene. El café lo tengo totalmente medido y dosificado, y después de haber estado una semana sin probarlo, ahora solo admito uno al día, si no, mis tripas protestan y se manifiestan como si de una concentración en la puerta del sol se tratara.

El caso es que este fin de semana le he tenido bastante ocupado, tanto, que se me ha pasado en un pliqui, y como era de esperar, no he podido hacer todo lo que pensaba, ni ver a todo el mundo que quería. Hoy es de nuevo lunes y tendré que postponer hasta el próximo sábado algunas de las propuestas que tenía para el pasado.

Esta semana tenemos un día más de asueto, osea, el jueves, que es fiesta. Yo no hago puente, pero aprovecharé el jueves para "intentar" enmendar la falta de atención prestada a mi familia, ultimamente, por ejemplo. Una comida familiar se impone, así que, partiremos los dieciséis que componemos nuestro pequeño gran clan hacia un asador que ya hemos frecuentado en alguna ocasión, y allí comeremos algunas viandas por las que nos sacarán los ojos, sin dudarlo. Reiremos, compartiremos y nos contaremos un montón de cosas, aunque intuyo que no será tan idílico como uno piensa en principio, porque, para que nos vamos a engañar..., uno quiere mucho a la familia, cuando no la ve, cuando llevas un par de horas con ellos, (a veces incluso al ratito de llegar) te das cuenta que metemos la pata los unos con los otros, casi de manera mecánica, y es inevitable darnos caña mutuamente con más ahínco y mala baba que otra cosa.

Pero bueno, así es la vida. De momento para lo que servirá este jueves de fiesta es para hacernos la semana laboral un poco más corta y llevadera.

Así que, ¡a disfrutar!... o lo que uno pueda.