Madrizzzz... claro que sí!

Hoy es viernes día 8, y fiesta. Vaya semana más extraña. Unos están de puente, pasándoselo pipa (ejem, no quiero nombrar a nadie) y otros no (como casi siempre). El caso es que ayer me llené de espíritu navideño y me marché al centro a ver las luces (mentira cochina, había quedado para cenar, simplemente, y de paso las ví) bueeeno ¡tu calla!, quieres? qué más da eso?! La cuestión es que me fui muy pronto para hacer algunas compras, comer un bocata de calamares, etc... Necesitaba, además, una cadena de plata para poder colgarme un avalorio que me había comprado en Carranque el día anterior (ahh.. que no os he contado nada del yacimiento arqueológico, noo?, lo intentaré otro día), bueno, ya sabéis, yo y la plata, yo y las tontunas, ..., y como en la calle Arenal y Mayor hay muchas platerías pues eso, que pretendía comprarmela por allí. Resulta que solo trabajan la plata en plan regalos gordos y demás, bandejas, cuberterías, soperas... (un horror), y tenían 4 cadenas, feas y caras. Incongruencias de la vida..., acabé comprándole en el "Catangel", corte inglés para los no entendidos. Lo alucinante, incomprensible y megaespectacular de todo esto, y de lo que quería dejar aquí constancia es, que no podía yo imaginarme que un jueves, día de diario, con mucha gente de puente, hubiese allí lo que había. Pero no me refiero solo a la macrotienda en cuestión, sino a todos los alrededores!!!! Las plazas!, las avenidas!, las calles!, las aceras!, las tascas!, las tiendas!, los burriquines!, las pastelerías... !¡y el metro! Diossss! cómo iba el metro! Y yo me pregundo, qué hubiese pasado si decido ir hoy, que es fiesta? Lo sé, parezco nueva en esta plaza, y he subido otros años y había gente también, pero... de verdad, es que no es contarlo, y con esa Puerta del Sol, totalmente vallada, tan espantosa, con lo que llovía anoche, los paraguas de la gente... la mayoría ¡con pelucas!, sí, sí, que no exagero nada... esas pelucas que venden en la Plaza Mayor... Vine horrorizada. Pretendíamos cenar en la "Finca de Susana", en la calle Arlabán, y aún llegando muy pronto no pudimos cenar hasta una hora más tarde. A las 11,45 salía pitando de allí. Había pasado más de ocho horas y ya estaba bien. He tenido mi dosis suficiente espíritu navideño, o del que sea, por este año.