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miércoles, 31 de agosto de 2011

La pasión por la lectura

"... él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. Decía él que el Cid Ruy Díaz había sido muy buen caballero, pero que no tenía que ver con el Caballero de la Ardiente Espada , que de sólo un revés había partido por medio dos fieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque en Roncesvalles había muerto a Roldán el encantado, valiéndose de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante, porque, con ser de aquella generación gigantea, que todos son soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado. Pero, sobre todos, estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más cuando le veía salir de su castillo y robar cuantos topaba, y cuando en allende robó aquel ídolo de Mahoma que era todo de oro, según dice su historia..."

El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha - Miguel de Cervantes (1547-1616)





miércoles, 17 de agosto de 2011

NUEVA YORK















Para mucha gente visitar la ciudad de Nueva York no supondrá nada especial. Para mi, que no admiro especialmente a los americanos, ni su cultura, ni su doble moral, ni su pensamiento y forma de vida, tampoco sería nada extraordinario, ni apetecible, sino fuese por "el cine".

Yo, que soy casi una friqui del cine y sobre todo de las pelis del gran Woody Allen, he alucinado con algunos de los rincones de esta ciudad con sus cinco barrios.

He caminado por la isla de Manhattan, desde la 1ª avenida hasta la 7ª, desde el Soho hasta el Bronx, pasando por todas las calles de esta cuadriculada ciudad, y por cuadriculada me refiero a nivel urbanístico. No hay rotondas en ella, así que no hay pérdida, una vez que has echado un vistazo al plano y comprendes su estructura, no necesitas nada más.

Cruzar el puente de Brooklyn caminando, subirse en el ferry que te lleva desde Batery Park a Staten Island o caminar por las calles de Queens te traslada una y otra vez a lo que tantas veces he visto en la pantalla del cine y te sientes protagonista de tu propia película.