Victoria Station

Donde te encuentres... para lo que desees...

lunes, 29 de octubre de 2007

Se acabó

Octubre llega a su fin. Ha sido un mes bastante cálido, dicen los entendidos que nada apropiado para lo que debiera ser la época otoñal, pero como yo no soy una experta tengo que decir que me ha encantado el clima que hemos tenido, y que hoy, ya en Madrid, compruebo que sigue así.
Este fin de semana he estado en el Monasterio de Santa María de la Vid. Nos fuimos cinco amigos, la pandichuqui, como la llamamos. No creais que esto del monasterio es algo raro, o que tenga que ver con alguna inclinación nuestra a la religión, para nada. Creo que todos los del grupo somos casi casi ateos. La idea de alojarse en un monasterio es porque es barato, tranquilo, y éste, en concreto, está muy bien ubicado, en una zona desde donde puedes hacer rutas bastante interesantes. Está en Burgos, a 7 km. de Peñaranda de Duero, donde además de su castillo roquero, hay una bodega que me abastece de vino ribera de duero por un tiempito, cada vez que voy.
Se puede visitar Burgo de Osma, con su catedral del siglo XII; San Esteban de Gormaz, enclave del románico soriano; Aranda de Duero, famoso entre otras cosas por su gastronomía; Calatañazor y su castillo medieval, ... hacerse una andada al Cañón del Río Lobos, donde está la Ermita de San Bartolomé, templaria y divina, entre un paisaje lleno de pinares, sabinas y robles, donde puedes ver en el cielo a águilas y buitres observándote desde arriba... y Caleruega, pueblo medieval con sus calles empedradas y sus chimeneas tan particulares de influencia celta...
Nos faltó tiempo para ir a Ayllón, que dejaremos para otra ocasión ya que tiene bastante que ver y además ponen mercadillo en una época concreta, así que esperaremos.
En el camino de vuelta, ayer tarde, hicimos una parada en el pueblo de Buitrago de Lozoya para, además de admirar su muralla y su iglesia mezcla de gótico y mudéjar, tomarnos un chocolate con churros que nos supo a gloria bendita, con lo que concluímos el fin de semana católico apostólico romano.
El próximo post os pondré algunas foticos.
Buen día a todos.

jueves, 18 de octubre de 2007

Y sigo

Po zi. Sigo con la espalda jodida, después de un montón de días y no menos montón de pastillas, he optado por algo que tenía que haber hecho desde el principio, he ido a un masajista.
Imaginaros por un momento la escena. Mi primera experiencia en este tema, jamás he ido a que nadie me pusiese la mano encima, a pesar de haber tenido ya antes problemas de lumbalgias y contracturas, pero siempre acudí al médico y aguanté estoicamente el pastillaje, bueno, mi estómago que es el que lo aguanta como puede. El caso es que, empujada por una amiga, que dijo me acompañaba, pedí cita para ayer a las cinco de la tarde. Esa hora en que los toreros salen a la plaza a jugarse la vida. Pues bien, el señor en cuestión se la jugó, y bien jugada, porque había momentos en que yo pensé que iba a saltar de la camilla a retorcerle los cataplines.
Llegó, vió y venció, dice la historia, pues este chico (Juan Luis se llama y es bombero)llegó, tocó y se horrorizó, pero al final consiguió que mi espalda, muslos, cadera, trapecio, cuello, brazos, osea, toda yo, que era una tabla absoluta de madera DURA, me fuera de allí blandita... pero eso sí, hubo momentos en que los lagrimones corrían hacia abajo, en dirección a mis orejas y hacían laguitos dentro de ellas, se llenaban y bajaban por el cuello hasta aterrizar en la camilla donde me torturaban.
Que estoy atrofiada, que he esperado mucho, que tengo que hacer estiramientos... que no puedo seguir así, vamos, que haga algo al respecto, y que la solución no es ir a verle cada equis tiempo, sino que tengo que intentar destinar una hora de mi, ya de por sí, apretado día, para dedicarlo a hacer algo de ejercicio, y sobre todo, y por encima de todo, ESTIRAR, para no llegar a ese punto en el que la única forma de quitar las contracturas es sufriendo tanto como ayer.
Tenía que compartirlo con vosotros, así que espero que la próxima vez que dedique un post a mi cuerpo sea para deciros que estoy totalmente en forma y que he cumplido con mi promesa de eliminar la rigidez.
Tengo otra cosa más entre manos. El lunes pasado dejé de fumar. Espero que no esté siendo demasiado alarde de poderío.
Un beso muy fuerte y !CUIDAOS!

lunes, 8 de octubre de 2007

Riñones al jerez


Los excesos se pagan, y yo estoy pagando por mi pasotismo y mi falta de responsabilidad, para conmigo misma.

No sé si os lo comenté, pero hace unas tres semanas que mi hermana pequeña se cambió de piso, y claro, fuimos la familia a echarla una mano. No es que tuviera muchos muebles que trasladar y pensamos que seríamos capaces nosotros solos de hacerlo, y así fué.

Comenzamos un viernes a las cinco y media de la tarde y tres horas después estábamos ya en su casa nueva, con todo lo del camión sacado y pensando en irnos a cenar algo. Nos juntamos padres y algunas de mis hermanas, casi todos, una panda de lisiados de cuidado, pero con fajas y mucha voluntad, lo hicimos. Yo sabía que al día siguiente iba a estar para el arrastre, ya que soy propensa a los lumbagos y cualquier salidita de madre la noto y de que forma..., pero cual fué mi sorpresa cuando al día siguiente me levanté fenomenal, nada me dolía. Así que me dediqué a hacer mi casa con especial ahínco, ya que hacía bastante que no me metía con ella, y cual posesa, limpié, fregué, aspiré, planché, y todo lo que se me puso por delante. Claro, como era de esperar, el domingo no podía moverme.

He estado todo este tiempo renqueante, que si ibuprofeno va, manta eléctrica viene, hasta el viernes pasado que mi cuerpo se negó a seguir. Me marché al currele, y aguanté como pude en esa silla superincómoda, pero por la tarde tuve que ir al médico sin más remedio. Dice que tengo una contractura. No sé como se llamará, pero el dolor me empieza en los riñones, atraviesa los glúteos y baja por los muslos... y lo digo en plural, porque se alternan, primero una pierna y luego otra. Superdivertido.

El caso es que aquí me encuentro, en casa, con este día tan bonito que hace hoy en Madrid, y tengo que estar tumbada el mayor tiempo posible, con las pastillitas de colores que me ha mandado el médico, y aburrida como una mona. No he ido a trabajar, como podéis imaginaros, pero hubiese preferido ir mil veces antes que verme de esta guisa.

¡No aguanto más!.

Y llevo diciéndo que tengo que ir a un masajista de vez en cuando y que tengo que hacer más ejercicio del que hago (que es practicamente nulo) y que tengo que fortalecer los lumbares como sea, y que, y que, y que... pero no he hecho nada de nada.

Estoy enfadada..., enfadada y malhumorada, enfadada y aburrida, enfadada y dolorida, enfadada y quemada. Y me siento torpe, nula e inservible.

¡Con todo lo que tengo que hacer...!

lunes, 1 de octubre de 2007

EL PODER ESTÁ EN LA MENTE

Siempre he creído ser una persona con suerte. Sí, he de reconocerlo. Creo que la vida me ha tratado bien, a pesar de algunos momentos en los que he tenido que echar mano de algunos recursos, que hasta entonces creía inexistentes en mí. Pero no, estaban ahí, aguardando el punto exacto para ser utilizados.
Bajo mi punto de vista todos tenemos esos recursos, en mayor o menor medida. Tal vez lo que influye en nuestro comportamiento sea determinado por la educación que nos hayan dado en casa, por lo que hayamos visto alrededor nuestro cuando éramos niños, y eso hará que la forma de relacionarnos con nuestro entorno, en un futuro, sea o no positiva, o por el contrario, pueda parecernos la cruz más difícil de llevar.
A veces tenemos tal cantidad de carencias afectivas que vertemos nuestra frustración sobre los demás, y el resultado no puede ser más nefasto e inútil.
Leía el otro día, en un periódico cualquiera, un reportaje sobre la fuerza del pensamiento. Evidentemente ya había oído hablar de ello, pero venía a incidir, sobre todo, en que el ser humano debía CREER en sí mismo, en sus posibilidades de éxito ante cualquier reto que se le plantease diariamente, por muy usual y cotidiano que pudiese parecer, y en la necesidad de que las personas que nos rodean crean igualmente en nosotros.
Cuando vamos a emprender una tarea, sea cual sea su naturaleza, debemos pensar siempre que vamos a obtener resultados positivos y que somos capaces de cualquier cosa que decidamos hacer. Si comenzamos la labor pensando que no podremos realizarla, el porcentaje de fracaso sube, de tal forma que tendremos que hacer mucho más esfuerzo del que pensábamos que nos iba a costar.
Debemos aprender a usar afirmaciones positivas, tanto al hablar como al pensar, y así nos "enseñaremos" a querernos un poco más, para poder querer más a los demás.