Una y no más
Un favorcillo a mi hermana mayor me hizo ponerme delante de 5 cámaras de fotos durante dos horas y media. El motivo, una clase de fotografía donde necesitaban una modelo, o mejor dicho, alguien que aguantase ahí, delante de los focos mientras varios alumnos y un profesor debatían sobre la luz, la sombra, el objetivo, el ISO... y algunos términos más que yo acabé por dejar de escuchar.
Menos mal que pusieron musiquita y pude evadirme de ese cuarto mientras me marcaba algunos bailes a ritmo de salsa.
Toda una experiencia sin duda.