Según Aristoteles, la felicidad es un bien supremo, ya que solo al estar felices alcanzamos la plenitud de nuestra existencia.
La felicidad es el fin último de cada ser humano y todo lo que realizamos durante nuestra vida apunta siempre a eso, a ser felices.
Para mi la felicidad es un estado de ánimo placentero, algo que puede surgir en un momento determinado y que me aporta una infinita tranquilidad, una paz interior inmensa y sobre todo una alegría de vivir infinita.
Eso es lo que yo siento cuando miro la cara a Lucas, cuando estoy con él y le huelo, cuando le toco, cuando le siento, cuando le sueño...
Sé que Lucas es absolutamente feliz, lo veo en sus ojos, lo escucho en su risa y lo percibo a través de todo su cuerpo. Y él también sabe que yo soy feliz a su lado porque no hay más que mirarnos para darse cuenta de eso.