Mi padre vuelve a estar ingresado.
El jueves pasado entramos por urgencias y 9 horas de sala de espera después, se quedaba en un pasillo, con cama, por supuesto, y un letrero que decía "6". La cama seis del pasillo de urgencias del hospital Doce de Octubre. Entre el número cinco y el siete y delante de los boxes donde son atendidos otros tantos pacientes que no dejan de entrar y salir constantemente.
Les pedí una mantita porque hacía una corriente en ese pasillo que no era normal y mi padre se constipa con dos de pipas. Una ats me contestó que hacía mucho calor, y la prueba era que ella estaba sudando. No voy a hacer comentarios a este respecto.
Un segundo antes de que montara un pollo por el tema de la manta, divisé a una doctora que llegaba en ese momento en el turno de noche, y que conocía de la planta 12, de otros ingresos de mi padre. Y como hay que tener amigos hasta en el infierno, la llamé y vino hacia nosotros.
- ¿Pero qué haces aquí Tomás? Con lo bien que te dejamos en el mes de julio... Le dijo a mi padre.
Le explicamos que el hígado había vuelto a protestar, aunque esto no era necesario que nadie se lo contara, ya que el color de la piel y los ojos de mi padre se acercaba bastante al amarillo chillón... Y que la bilirrubina estaba por las nubes.
Ella, muy amable, le tranquilizó y nos dijo que haría todo lo posible porque le subieran a su planta, la doce, y que fuese lo antes posible para quitarle de ese pasillo. Yo aproveché en enchufe que acababa de adquirir para usarlo en nuestro beneficio y le pedí la manta, con lo que, en cuestión de 2 minutos, nos la trajeron.
Mi padre ya está en habitación, y este fin de semana apenas le han hecho nada, solo tenerle controlado, suero, fiebre, tensión, y se está tomando unos sobres que le han dado para los picores que le tienen frito y no le dejan descansar.
El caso es que llevo, desde el día de las urgencias, con una gastroenteritis. Ayer parecía que estaba mejor y comí normal y hoy vuelvo a estar igual. El compañero de habitación de mi padre entró con un problema en los ojos, y en el tiempo que estuvo en urgencias, cogió un virus que le tiene los intestinos destrozados, y el pobre hombre lleva más de dos meses ingresado y no han dado todavía con el quid de la cuestión.
Espero que no se hayan acomodado en mí las mismas bacterias que en ese señor y que solo sea una cosa pasajera.
He pedido hora para el médico y le tengo a las 4 de la tarde. Le contaré mis dolencias y confiaré en su infinita sabiduría médica (ejem... mi médico es más torpe y soso que un cerrojo).
A las 6 tengo dentista, para un empaste y una limpieza. Me dejará la boca un poco más sana y el bolsillo un poco más vacío de lo que ya está, y luego... he quedado con un amigo, así que espero que mi cuerpo respete un par de horas de ocio y no le de por hacer alguna de las suyas.
Cuidaros mucho, vale.