Expediente Sancionador
Como ya sabéis, estoy en un puesto de trabajo diferente al que estaba, y eso quiere decir que me dedico a hacer cosas distintas a las que he estado haciéndo estos casi 18 años que llevo en el Ayuntamiento.
Jamás pensé que me costaría tanto acostumbrarme al cambio. Y no lo digo porque haya pasado de currar poco a currar mucho. NO, de verdad, ni mucho menos. A mi me gusta trabajar, me gusta estar ocupada y tener cosas que hacer encima de mi mesa, porque sino, no se me pasa la mañana y las horas se me hacen eternas. Lo digo porque no es lo mismo aprender algo con 20 años que aprenderlo a los 40, así de sencillo. Dicen que las neuronas se mueren con el paso del tiempo, y yo intuyo que en mi comunidad están empezando a morir muchas de ellas, o quizás es que se han cambiado de piso, y ahora, en vez de estar en el cerebro, se han ido a vivir a otras zonas más cálidas y más cercanas al suelo, quizás. Será para no subir escaleras.
La cuestión es que he pasado de tenerlo todo supercontrolado, a no controlar nada, y eso, pues jode, que queréis que os diga.
Además esta nueva tarea consiste basicamente en intentar que el mogollón de expedientes que hay acumulados sobre mi mesa, salga. (Sobre la mesa donde me han colocado, y los expedientes ya estaban ahí cuando llegué) Lo que pasa es que me estoy dando cuenta que por mucho que lo intente, jamás lograré que descienda en altura, porque cada día llegan más, y más y más ... y así hasta el infinito.
Jamás terminaré, jamás veré la mesa limpia, y jamás de los jamases conseguiré sentir que estoy haciendo un trabajo productivo y que sirve de algo.
Tengo la sensación de estar en una peli del futuro. Me imagino con un cable saliendo de mi espalda, tipo Matrix, conectada para siempre a un ordenador general que me manda más y más expedientes... Por una sonda me alimentan con un líquido infecto que ni siquiera degusto porque no pasa por mi boca, y mis papilas gustativas ya se atrofiaron hace mucho... No necesito más sondas, ése líquido está diseñado para que no cree residuos y uno no necesite evacuar nada fuera de tu cuerpo. Todo con la finalidad de no levantarte de tu silla...
Condenada a una sanción eterna.
Jamás pensé que me costaría tanto acostumbrarme al cambio. Y no lo digo porque haya pasado de currar poco a currar mucho. NO, de verdad, ni mucho menos. A mi me gusta trabajar, me gusta estar ocupada y tener cosas que hacer encima de mi mesa, porque sino, no se me pasa la mañana y las horas se me hacen eternas. Lo digo porque no es lo mismo aprender algo con 20 años que aprenderlo a los 40, así de sencillo. Dicen que las neuronas se mueren con el paso del tiempo, y yo intuyo que en mi comunidad están empezando a morir muchas de ellas, o quizás es que se han cambiado de piso, y ahora, en vez de estar en el cerebro, se han ido a vivir a otras zonas más cálidas y más cercanas al suelo, quizás. Será para no subir escaleras.
La cuestión es que he pasado de tenerlo todo supercontrolado, a no controlar nada, y eso, pues jode, que queréis que os diga.
Además esta nueva tarea consiste basicamente en intentar que el mogollón de expedientes que hay acumulados sobre mi mesa, salga. (Sobre la mesa donde me han colocado, y los expedientes ya estaban ahí cuando llegué) Lo que pasa es que me estoy dando cuenta que por mucho que lo intente, jamás lograré que descienda en altura, porque cada día llegan más, y más y más ... y así hasta el infinito.
Jamás terminaré, jamás veré la mesa limpia, y jamás de los jamases conseguiré sentir que estoy haciendo un trabajo productivo y que sirve de algo.
Tengo la sensación de estar en una peli del futuro. Me imagino con un cable saliendo de mi espalda, tipo Matrix, conectada para siempre a un ordenador general que me manda más y más expedientes... Por una sonda me alimentan con un líquido infecto que ni siquiera degusto porque no pasa por mi boca, y mis papilas gustativas ya se atrofiaron hace mucho... No necesito más sondas, ése líquido está diseñado para que no cree residuos y uno no necesite evacuar nada fuera de tu cuerpo. Todo con la finalidad de no levantarte de tu silla...
Condenada a una sanción eterna.